Los años 60 fueron marcados por el leit motiv “sexo, drogas  y rock and roll”, que representó un movimiento cultural pacifista y heterogéneo que basó su experimentación vital en la unión de tres conceptos: desenfreno, música y fiesta.

Actualmente si buscamos una analogía a ese movimiento, podemos hablar del concepto de “party”, ligado a un estilo musical latino llamado “reggaeton”. Música caracterizada por ritmos muy pegadizos y estribillos taladrantes que bombardean el cerebro hasta puntos insospechados, muy unido a una concepción hedonista de los cuerpos. Todo el mundo en un momento dado se ha descubierto tarareando o cantando alguna canción de reggaetón sin darse cuenta. Sí sí, tú también.

La música es un factor de socialización que cala muy profundamente, sobre todo en la juventud, contribuyendo a transmitir determinadas ideas, actitudes y comportamientos. Como ejemplo, hace poco hemos podido ver cómo en una discoteca para menores se reproducían bailes como el “perreo” y donde, tanto chicas como chicos, tenían unos comportamientos cuanto menos, abusivos por parte de ellos y sumisos por parte de ellas. El “perreo” es una herramienta muy poderosa que se usa desde el reggaeton para comunicar ciertos valores identitarios que se relacionan con una cultura heterosexista, por lo tanto se convierte en un artefacto cultural al servicio del patriarcado. Definiendo heterosexismo como valores, creencias, pensamientos y actitudes que discriminan aquellas otras formas de sexualidad que se salen de lo normativo y de la heterosexualidad.

Retomando  la idea del movimiento cultural de los 60, se ponían de manifiesto los excesos propios de la juventud y el uso perjudicial de estupefacientes, todo en concierto con la experimentación y la transformación de mentalidad con respecto a la política de la época. Sin embargo, en cuanto a la música actual se sufre un cambio de paradigma, donde lo más consumido alude a la ostentación superficial, es decir, hacia el consumismo y la relevancia de poseer artículos caros o exclusivos y no fomenta la crítica hacia un sistema social desigual, en concreto, en este caso, hacia roles tradicionales femeninos y masculinos. El reggaetón ha pasado de su origen underground, donde se reivindicaba la situación en la que se encontraban en los barrios marginales haciendo alusión al narcotráfico y a la violencia, a promocionar el lujo y la prepotencia, convirtiendo a las mujeres en personajes sumisos y a ellos en personajes déspotas.

Y al hablar de juventud nos estamos olvidando de la etapa adulta, donde se supone que ya está formado ese pensamiento crítico que cuestionará las letras de las canciones de reggaetón, sin embargo la crítica esperada por este sector de la población suele ser bastante laxa.

Las letras donde se humilla a las mujeres a través de la sexualidad, se promociona la violencia  y se hace apología a las drogas, han calado hasta lo más profundo de toda la sociedad. Son algunas las voces que se alzan para denunciar la situación y la influencia en el comportamiento de la cultura actual, pero no parece que tengan mucha repercusión real en el cambio de actitud. En 2006 ya la revista Newsweek apunta al reggaetón como el género latino más vendido en el mundo y lejos de pasar de moda ha ido subiendo en ventas y en promocionarse por todo el planeta. Es por esto que no solo está influyendo a la juventud, está bañando todo aquello que toca, infancia, juventud y adultez.

Desde los círculos puristas del reggaetón se están escuchando voces que empiezan a cuestionar si lo que se está haciendo ahora es auténtico reggaeton o si la música reguetonera actual corresponde a intereses de marketing. A esta reflexión se le puede sumar otra relacionada con la idea de que las letras están sirviendo para seguir conservando los valores tradicionales del patriarcado, donde lo masculino hace referencia a lo violento y lo femenino a la hipersexualización.

Se trata de una representación de la masculinidad y de la feminidad muy encorsetada sin posibilidad de crítica y de cambio. La globalización del reggaetón ha llegado a tal punto que se ha colado en otros estilos musicales, como por ejemplo el rap anglosajón y en el pop. Actualmente,  cualquier grupo tiene una canción de reggaetón, con las características propias del mismo, ritmos hipnóticos y letras donde se ensalza la masculinidad tóxica normativa, el acoso callejero, la manipulación de los hombres a manos de las mujeres a través de su cuerpo para obtener recompensas, la mujer pasiva y el deseo sexual irreprimible de los hombres. Como por ejemplo el conocido artista de reggaeton Daddy Yankee en su tema Latigazo, que dice así: “¡Castígala, dale un latigazo! Ella se está buscando el fuetazo”.

Por si esto no fuera suficiente, la apología a las drogas también se encuentra en estas letras sin tener que buscar demasiado. Como ejemplo tenemos a dos artistas de renombre que usan las drogas en sus letras para referirse a la diversión y por lo tanto incitan a consumirlas: PEPA y AGUA pa LA seca – Farruko que dice: “Bebiendo, fumando y jodiendo. Sigo vacilando de party to’ los día” o “Pepa y agua pa’ la seca. To’ el mundo en pastilla’ en la discoteca”. O también en artistas femeninas como Carol G y su canción Provenza, donde dice: “Pasamo por el barrio por hierba. Ponla en la hookah pa’que se disuelva”. Tener a la juventud adormecida con drogas y mensajes vacíos ayuda a conservar las estructuras sociales basadas en las desigualdades, ya que no se considera que hay un motivo para cuestionarlas y en definitiva transformarlas.

Según el estudio EDADES Y ESTUDES 2022,  un 15% de la población española de entre 15 y 64 años, y un 11% de los adolescentes (14-18 años) piensa que consumir cannabis no tiene consecuencias sobre la salud. Si a esto le sumamos la influencia de la música tenemos el cóctel perfecto de drogas y diversión, donde no se tienen en cuenta las consecuencias tanto para la salud mental y sexual.

Hablemos de política. Sí, las letras del reggaetón también poder servir para hacer un análisis político. Si nos basamos en la opinión de estos reguetoneros que dicen que el reggaetón actual sirve al márquetin, puede surgir la siguiente pregunta, ¿sirve el reggaetón al lobby del patriarcado para seguir manteniendo las estructuras sociales basadas en unos modelos machistas? Y es más, visto el avance en derechos de las mujeres y que desde el neoliberalismo está enseñando a las chicas jóvenes el capital económico de su sexualidad, nos lleva a hacer una reflexión sobre la sexualidad actual y este estilo musical. El reggaetón definitivamente está contribuyendo a mantener las estructuras patriarcales, es más, está siendo usado para combatir la agenda feminista, donde uno de sus puntos importantes, de hecho, es la visibilización de la violencia sexual hacia las mujeres y la erradicación de la misma. El reggaetón tiene contenido muy explícito sobre la sexualidad masculina y femenina, de facto normaliza la violencia sexual hacia las mujeres, las cosifica y las hipersexualiza transmitiendo el mensaje “puedes hacer con tu cuerpo lo que te apetezca”, el cual provoca que se tenga la sensación de ser libre en la elección de vender tu cuerpo y de que te traten mal o como mercancía.

Parafraseando al productor musical El chombo  “para bailar el tumpa tumpa es droga“, referimos pues que si estos ritmos hipnóticos son droga para el baile, adornemos esos pasos con letras donde se abogue por la igualdad y el respeto.

Aquí tenéis un ejemplo de creación propia de Cadigenia de cómo hacer un reggaeton con letras no machistas, que fomentan el pensamiento crítico y el sentido del humor.